⌊ AUGUSTO COBOS ⌋
Quienes han participado en torneos de debate, reconocen que su participación ha mejorado sus habilidades en comunicación y sus competencias para trabajar en equipo, pero también que su conocimiento e interés sobre el tema objeto de debate se ha visto reforzado.
Si nos limitamos únicamente a los dos primeros aspectos, vemos el debate como una actividad complementaria a la formación académica. Pero si nos fijamos en el tercero, nos daremos cuenta que estamos ante una herramienta muy útil para conseguir mejores resultados en el proceso de aprendizaje de los alumnos, introduciendo, además, un factor lúdico o de juego en el aula.
Cuando hablamos del debate como herramienta docente en el aula no estamos diciendo que el profesor recomiende a sus alumnos participar en un torneo de debate o les ayude en su preparación, sino que nos referimos al uso del debate académico dentro de la asignatura y con la participación activa, aunque en distinto grado, de todos los alumnos.
En este artículo trato de recoger, a partir de mi experiencia personal, una serie de consejos que faciliten a los profesores la utilización del debate como herramienta docente, buscando la valoración positiva de los alumnos y mejorando la eficacia en todas las fases del proceso.
- Define tu objetivo y elige el tema. No te confundas, el debate en el aula no es una herramienta para enseñar al estudiante a hablar en público sino una forma diferente para que los alumnos adquieran nuevos conocimientos, vinculados a la asignatura o materia que impartes. La principal ventaja es que el aprendizaje no será memorístico, partirá de su propia investigación sobre el tema propuesto.
- Da a conocer las reglas del juego. Seamos realistas, el debate académico es poco conocido en España, por lo que los alumnos no conocen su estructura ni sus normas. De la misma forma que quienes juegan al fútbol (a cualquier nivel) conocen sus reglas, los participantes en el debate deben conocer su estructura y sus turnos para poder disfrutar de la experiencia. Mostrarles un debate en vídeo (muchos de ellos son accesibles a través de Internet) puede ser una opción interesante para que conozcan su funcionamiento.
- Si vamos a jugar, diseñemos el tablero. O lo que es lo mismo, cambia la disposición de las sillas en el aula de forma que todos perciban que están ante una clase diferente al resto. Un debate no es una clase donde todos los alumnos pueden participar desde su asiento. Es un ejercicio donde dos equipos compiten para intentar convencer a un tercero. Por lo tanto, crea una disposición espacial que favorezca esa dinámica y cuida los aspectos formales (atril, cronómetro…) para favorecer que todos se impliquen, incluidos los alumnos que ejerzan como público y, por qué no, como jueces del debate.
- Minimiza el factor competitivo. El debate es una competición donde siempre hay un equipo vencedor y otro perdedor, pero eso no significa que, en el debate en el aula, un equipo aprueba y otro suspende. No tengas reparo en preguntar a sus compañeros qué equipo les ha parecido más convincente y valora de forma positiva que no haya unanimidad en las opiniones. Como profesor pon en valor el aspecto didáctico del debate y haz ver a cada equipo qué aspectos te han parecido más positivos tanto en la preparación del tema como en la forma de exponerlo, así como aquellos que deben ser mejorados.
Para concluir, no olvides que tal y como afirmaba Einstein, el cerebro no es un vaso por llenar sino un máquina por encender. Tal vez el debate sea el interruptor que ilumine la creatividad de tus alumnos y sean ellos quienes te sorprendan.