⌊ ÁNGEL DOMINGO ⌋
Una joya que no debería faltar en nuestras bibliotecas. La Real Academia Española reeditó, en 2015, el discurso de ingreso de Antonio Maura, presidente del Consejo de Ministros durante el reinado de Alfonso XIII, con el título La oratoria. Recoge su intervención el 29 de noviembre de 1903, contestada por Francisco Silvela.
«Maura no llegaba a la Academia por su producción escrita o publicada, en la práctica inexistente. Fue su prestigio como orador, en el foro y en el parlamento, el que le abrió las puertas de la corporación. Y a la oratoria, casi inevitablemente, estuvo dedicado su discurso de entrada. Su lectura no puede sino resultar aleccionadora en días en que el dominio de la palabra ha dejado de ser cualidad exigida a los gobernantes», explican desde la RAE.
La oratoria, señala Maura contraponiendo el trabajo del escritor frente al del orador , es «un género literario de especialidad natural e inextinguible, sujeto a reglas y necesitado de procedimientos que no cuadran a las obras escritas, con las cuales se efectúa de modo muy diverso la comunicación entre el autor y su público. Trabaja el escritor a solas, y con ser cierto que las más veces omitiera escribir si no esperase hallar lectores, no le está vedado como al orador, antes suele serle recomendable, prescindir de ellos y engolfarse en las intimidades de su propio espíritu, para escudriñar los senos del pensamiento y derramar la savia del corazón en páginas que quedan concluidas y perfectas aunque las deje inéditas. El orador no puede serlo sin asociarse con su auditorio; necesita el circuito que transmite los efluvios del razonar y del sentir, disciplinando las ideas del común caudal, que se forma con lo suyo y con lo que aportan los oyentes, y sujetando á un solo ritmo los latidos, mientras dura la acción de la palabra».
Recuerda el veterano político que «la genuina, verdadera, única oratoria se ciñe a los oyentes y se atiene a laborar sobre ellos de viva voz» y que «el orador asume la dirección del auditorio, erígese en caudillo, y endereza la arenga á un éxito inequívoco y fijo: de raíz destruye su propia obra cuando titubea».
Desde la experiencia en la tribuna parlamentaria, Maura apunta las reflexiones de un orador con muchas sesiones, apuntando que «el ejercicio oratorio es, a un tiempo mismo, más dificultoso y más llano de lo que cree el común de las gentes. Más difícil, en cuanto ha menester de mayor esfuerzo intelectual, mejor conocimiento del corazón humano y atención más asidua y porfiada de lo que estiman aquellos que todo lo hacen consistir en fluida verbosidad, en copioso raudal de imágenes, en redondez y cadencia de períodos, aun cuando acabada la peroración, ni los oyentes sepan lo que escucharon, ni al orador mismo le sea fácil compendiar y declarar la substancia de lo que habló sin plan, sin objetivo y sin deliberación; esfuerzos musculares de acróbata, que no abren surco, ni forjan, ni tallan».
Al tiempo, «la sencillez y la naturalidad en que vienen a cifrarse todas las recomendaciones, aminoran grandemente las exigencias artísticas del oficio; todo consiste en substancia comunicable del entendimiento y del corazón. El toque estará, pues, en pensar y sentir, diciendo con elegante ingenuidad lo que se piensa o se siente, satisfaciéndose con el caudal propio, sin usar galas ajenas, ni romper nunca la proporción razonable entre fondo y forma».
La oratoria es, desde luego, todo un ejercicio de lectura más de un siglo después en una sociedad, tal vez no tan diferente como pensamos, en la que los discursos están mediatizados por las cámaras, las redes sociales y las encuestas.
FICHA
Año de edición: 2015 · ISBN: 9788416345632 · Editorial: Biblioteca Nueva (Serie Discursos de ingreso en la Real Academia Española, nº 9) · Páginas: 112 · Autor: Antonio Maura · Lugar de edición: Madrid · Encuadernación: Tapa blanda.